Dora Manzano

“Yo nunca me imaginé ser líder, alguien en la vida”. Dora Manzano llevaba una vida tranquila en Tibú, Norte de Santander, hasta que tuvo que salir desplazada por causa del conflicto armado en esta región. Cuando salieron desplazadas varias familias, entre esas la de Dora, ella comenzó a asistir a espacios de capacitación sobre los derechos de las víctimas y las rutas de atención a las que podían acceder, gestionados por la Unidad de Víctimas. Dora cuenta que de esta entidad aprendió mucho y que fue en estos encuentros en donde conoció a personas que ya ejercían liderazgos comunitarios. Ellas y ellos fueron quienes la inspiraron a trabajar por la comunidad. También allí conoció a varias mujeres que decidieron organizarse y fundar una asociación de víctimas del conflicto armado. “Ahí hubo elecciones y la que salió de presidenta, de representante, fui yo. Cómo es que yo voy a liderar si no sé leer ni escribir”, relata Dora.

Pero, gracias a procesos como DIACONPAZ y a la articulación con sectores institucionales como la Pastoral Social y la Alcaldía de Cúcuta, Dora ha participado de cursos para fortalecer sus capacidades de liderazgo, protección comunitaria y autoprotección. Está muy agradecida con los proyectos de los que ha hecho parte, pues le han permitido crear lazos con instituciones en donde las organizaciones sociales, como DIACONPAZ, encuentran un apoyo para enfrentar las situaciones que dificultan la vida en las regiones.

Entre las dificultades que más preocupan a Dora, está el reclutamiento de menores. Norte de Santander es zona fronteriza con Venezuela, un país con el que el gobierno Duque rompió relaciones a costa de la seguridad de las y los habitantes a lado y lado de la frontera. Hoy por hoy, este es uno de los departamentos con mayor presencia del ELN, y en donde este grupo armado se disputa el control territorial con las AGC e incluso con el Estado colombiano. En medio de estas disputas por el control territorial, poblacional y económico, quedan las personas, la gente como Dora que trabaja por su comunidad.

Por otro lado, menciona que “las mujeres, por ser mujeres, también sufrimos muchas violencias en el conflicto”. Las victimizaciones diferenciales que sufren las mujeres en Norte del Cauca también mueven a Dora. De hecho, según el último boletín del Observatorio de Asuntos de Género de Norte de Santander, Tibú cerró el año 2021 con 14 feminicidios, 54 amenazas contra mujeres y 36 mujeres víctima de desplazamiento forzoso.

Es por esto que DIACONPAZ cobija a más de sesenta mujeres, aunque varias de ellas aún viven situaciones de vulnerabilidad que las han obligado a alejarse de los procesos. Dora es consciente de los riesgos que sufren las lideresas y los líderes territoriales: “los defensores, que un día están y luego ya no”. Así, su sueño, como el de muchos colombianos y colombianas, es el de vivir en un país en paz. Su apuesta es construir paz territorial a partir de la confianza. “Que la gente confíe en sus líderes”. Para lograr esto, le apuesta a la formulación y ejecución de proyectos productivos que puedan beneficiar a toda la población, para que la gente no se vea obligada a salir desplazada como le ocurrió a ella, y para que se pueda avanzar en comunidad.